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Diego Felipe y su legado de reconciliación con el arte urbano

Un joven conciliador, solidario y que arreglaba todos los problemas con una sonrisa, así describen Liliana Lizarazo y Gustavo Trejos a Diego Felipe de 16 años, su único hijo. También relatan que era un adolescente con muchos amigos y que contaba con un don especial para el arte, quería ser productor musical y era artista urbano.

Su primer grafiti lo realizó en el interior de la casa de sus padres en Bogotá, Colombia, quienes, después de la sorpresa, lo apoyaron para que siguiera expresándose. Su arte se caracterizaba por el uso de colores llamativos y por siempre incluir un gato sonriente.

 “Él creía que, en esos muros que a veces son tan oscuros, pintar un gato Félix sonriendo puede llevarle alegría a la gente,” comenta Liliana.

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Diego Felipe Becerra Lizarazo

La noche del 19 de agosto de 2011, Diego Felipe y un grupo de amigos fueron sorprendidos por la policía pintando un puente conocido como “el puente del grafitero”. Tras ser aprehendido, Diego Felipe intentó escapar, pero recibió un disparo de la policía que le arrebató la vida.

Liliana narra lo difícil que fue ver el cuerpo de su hijo en el hospital, pero también lo doloroso que fue cuando las autoridades y medios de comunicación reportaban su muerte como consecuencia de un supuesto robo que él habría cometido. Siendo un ser de tanta luz, Diego Felipe tendría que estar vivo y no se merecía que dañaran así su nombre.

Una semana después, hubo una marcha para exigir justicia a las autoridades, la cual culminó con alrededor de 1 500 personas en el puente donde Diego Felipe perdió la vida. Liliana y Gustavo relatan que esta fue la primera vez que vieron la solidaridad del pueblo colombiano y que les dio fuerza para demostrar la inocencia de su hijo. Desde entonces, emprendieron una lucha que describen como una de “batallas perdidas y batallas ganadas,” pero que les llevó a la firma de un Acuerdo de Solución Amistosa a través de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) el 18 de mayo de 2023.

Un Acuerdo de Solución Amistosa es un mecanismo de la CIDH que dialoga con las víctimas o sus familiares, y los Estados para acordar medidas de reparación para las víctimas de violaciones a derechos humanos y para la sociedad en su conjunto.

En palabras de Martha Lucía Zamora Ávila, directora general de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado (ANDJE) Colombia prioriza, siempre que sea posible, la resolución de conflictos a través de esta vía. En completo diálogo con las víctimas y con la CIDH, “se busca la satisfacción de las víctimas y la búsqueda de una solución real y efectiva,” comenta.

El Acuerdo de Solución Amistosa para Diego Felipe incluye elementos que Liliana y Gustavo valoran como imprescindibles. Entre ellos, el reconocimiento de víctimas directas e indirectas, programas de capacitación en derechos humanos, juventud y arte urbano para la Policía Nacional, y un acto de reconocimiento de responsabilidad por parte del Estado. Este acto fue llevado a cabo el 31 de agosto de 2023, fecha en la que Diego Felipe estaría cumpliendo 29 años.

Dicho evento contó con la presencia del presidente de la República de Colombia, y estuvo compuesto por diferentes elementos simbólicos orientados a pedir disculpas y honrar la memoria de Diego Felipe. Entre otras cosas, la orquesta filarmónica juvenil de Bogotá compuso e interpretó una ópera-rap y se entregó a Liliana y a Gustavo un mural producto de un proceso colaborativo entre la Policía Nacional y jóvenes artistas urbanos.

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Taller participativo entre la Policía Nacional y jóvenes artistas urbanos

“Sí fue un acto de reparación, porque estuvo centrado en Diego Felipe y en el arte,” señala Liliana. “Es la primera vez en Colombia que hacen un acto tan hermoso y me llena muchísimo.”

La CIDH hizo parte del acto de reconocimiento de responsabilidad a través de una participación pregrabada de la Relatora sobre los Derechos de la Niñez, Esmeralda Arosemena de Troitiño. En sus palabras, la Comisionada subrayó la trascendencia del caso de Diego Felipe pues, con una resignificación de lo sucedido, el Acuerdo de Solución Amistosa reconstruye el tejido social y dignifica el arte urbano como una forma de expresión valiosa para la sociedad.

Por su parte, Martha Zamora, señala la importancia del acompañamiento de la CIDH, no solo en la generación y firma del acuerdo sino en toda su implementación. Detalla también el trabajo de sensibilización y coordinación entre las diferentes entidades del Estado que estuvieron involucradas en el evento de reconocimiento de responsabilidad y que, a su vez, permanecieron siempre en diálogo con la CIDH y con Liliana y Gustavo. “Cualquier paso debe ser concertado con las víctimas: temas, palabras, melodías, asistencia. El Estado no puede improvisar, ni imponer,” explica la directora.

Hoy, el Acuerdo de Solución Amistosa está en etapa de seguimiento de solución amistosa ante la CIDH. Fase que dará pie a que, bajo la supervisión de la Comisión, el resto de los compromisos puedan ser cumplidos y que, tanto Liliana y Gustavo como todas las víctimas reconocidas en el acuerdo, puedan acceder a una justicia reparadora.

Liliana y Gustavo ya hablan de la importancia de este proceso para la memoria de su hijo y la conciliación entre el arte urbano, la juventud y la fuerza pública. “Todo lo que se está logrando con esta reparación es muy importante, no solo para nosotros, sino para la sociedad en general,” comenta Gustavo.

El legado del arte de Diego Felipe aún llena las calles de Bogotá con colores vivos y gatos sonrientes a través de diversas iniciativas de grafiti que se han hecho en su nombre. No obstante, su memoria también ha trascendido muros. Diego Felipe ha logrado impulsar un cambio cultural que protege a quienes utilizan el arte y la creatividad como una forma de expresión y ha fomentado el replanteamiento de la estigmatización del grafiti, para valorarlo y protegerlo como una expresión del arte urbano y un patrimonio de la sociedad.

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Arte urbano en memoria a Diego Felipe

RESUMEN DEL CASO

El 18 de mayo de 2023, las partes firmaron un ASA en el cual, el Estado reconoció su responsabilidad internacional por la ejecución extrajudicial del adolescente Diego Felipe Becerra Lizarazo cometida por un funcionario de la Policía Nacional, en Bogotá, cuando el joven huía después de haber sido sorprendido dibujando un grafiti. En la petición, se denunció el montaje organizado por la institución para aparentar que la presunta víctima había fallecido después de robar un autobús. Los procedimientos de solución amistosa están previstos en los artículos 48.1.f y 49 de la Convención Americana. La CIDH ha recalcado su profundo aprecio por los esfuerzos realizados por las partes y su satisfacción por el logro de esta solución amistosa fundada en el respeto a los derechos humanos.

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